Hoy la distancia se robó otro cumpleaños. Me quitó otro pedazo de gelatina, quesillo y una torta de chocolate que si bien no fue hecha por las manos de nuestra Cruz, seguro también estaba buena. No quedó más que cantar "esta noche tan preciosa" por teléfono y versión corta para que no salga cara la cuenta otra vez, porque hace dias cantamos el de mi sobrino, que cómico.
Se me arruga todo. Me duele todo, me da sueño y creo que es un mecanismo de autoayuda. Es mejor dormirse que pensar en que no vi otras velitas apagarse, que no estuve en la pelea de a quién le tocaba traer los refrescos y quién los dejó, o algo por el estilo. Que ya no sé que es estar cantando cumpleaños con dos sobrinos y una que aún no conozco aunque es mi tocaya.
Esta noche hablamos precisamente de la distancia, de lo que dejamos y sacrificamos por alcanzar nuestras metas. Es cierto mi coki, en noches como estas se me hace más difícil comprender porque uno decide vivir la vida que tiene, y lo que nos empuja a quedarnos en un camino solitario. Muchos pensarán en las razones obvias de mejoramiento pero lo cierto es que parecieran haber fuerzas fuera de nuestro control. Encontramos refugio en que la soledad no es más que un espejismo del corazón emocional porque siempre estamos juntas. Te invito al abrazo de la Llovizna para celebrar tus 35 y que Coki 2 traiga el vinito.
